adjuntamos resumen de nuestro certificado.
]]>
El cobre, un metal de base que existe desde hace casi 10.000 años, ha surgido como un magnífico candidato en la guerra mundial contra el nuevo coronavirus. Este metal maleable y dúctil, conocido por sus elevadas propiedades conductoras térmicas y eléctricas, se encuentra en minerales naturales de todo el mundo. Su presencia, aunque apenas visible, es mucho más extendida en nuestras vidas de lo que creemos, desde alimentar motores eléctricos hasta formar parte de las tuberías, aires acondicionados y sistemas de purificación de agua de nuestros hogares, y hay diversas aplicaciones que de una forma u otra dependen del cobre.
Su presencia en nuestras vidas diarias es quizá más común como conductor eléctrico en circuitos integrados y en placas de circuitos impresos (PCB) que se encuentran en prácticamente cualquier dispositivo eléctrico, aparatos modernos, herramientas y vehículos usados actualmente. Las redes de telecomunicaciones siguen dependiendo del cobre para las largas conexiones fundamentales, pese al creciente cambio a cables de fibra óptica. Desde los teléfonos más antiguos hasta los muy avanzados smartphones actuales, no podemos imaginar el mundo digital en el que vivimos sin el cobre.
]]>Expertos investigan el uso de este metal que tiene propiedades contra bacterias y patógenos que se conocen desde hace miles de años y que podría repeler el coronavirus en solo 4 horas.
Víctor Dörner, de la Gerencia de Desarrollo e Innovación de la División El Teniente, explicó las propiedades antimicrobianas del cobre.
Martes 9 de junio de 2020
El cobre y sus propiedades antimicrobianas aparecen como un escudo para frenar la expansión del covid-19 en superficies, según estudios y expertos. Un grupo científico, formado por expertos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y la Universidad de Princeton, publicaron en la revista 'The New England Journal of Medicine' un análisis que demostraba que en el cobre, el coronavirus solo aguantaba 4 horas en su superficie, comparado a los hasta 3 días en plástico o acero inoxidable.
En Chile, Codelco –en conjunto con empresas nacionales- ha estado impulsando hace varios años el uso del metal rojo en el control de microorganismos como bacterias, hongos y virus. Dentro de la cuprífera, las gerencias de Desarrollo Sustentable e Innovación han liderado este esfuerzo.
Víctor Dörner, de la Gerencia de Desarrollo e Innovación de la División El Teniente explica que los desarrollos en Chile han ido más allá del cobre metálico y se han podido transmitir las propiedades del cobre a distintos productos. "Hoy tenemos disponibles en Chile materiales como textiles, melaninas y polímeros con cobre confeccionados para la protección de las personas. Así, la principal exportación de Chile le ha dado un valor adicional a distintas industrias locales", asegura.
"El cobre ya demostró su efectividad antimicrobiana en industrias como la leche, los salmones y la agricultura, utilizando herramientas con el cobre metálico. Una segunda oleada viene con la utilización de nanopartículas del metal rojo que se están usando en vestuario y la construcción", añade Dörner.
Actualmente Codelco está buscando en la industria nacional nuevas aplicaciones textiles. Ya existen en el mercado calcetines y otras prendas de vestir que utilizan cobre, pero se están buscando otros usos en ropa interior y primeras capas.
En la construcción, existen ya las melaninas de cobre, pero ahora aparecieron proveedores de un barniz con partículas de cobre que ofrecen reducir la permanencia de microorganismo en las superficies donde se aplique.
"Como empresa nos interesa utilizar el barniz para pintar superficies de alta exposición como los apoya manos en los buses o las instalaciones de los camarines de nuestros trabajadores. En general en todo lo que se refiera la construcción, hay muchas formas de aprovechar las bondades del metal. En telas con cobre nos interesa confeccionar mascarillas para nuestros trabajadores y comunidades", recalcó.
]]>Si tantos estudios demuestran las propiedades antimicrobianas del cobre, ¿por qué no está más extendido su uso?
Uno de los problemas, según Larrouy-Maumus, es el costo.
“Para mí el cobre no es la solución universal, porque el costo del cobre hace que muchos hospitales no puedan pagarlo”.
“Pero es un producto efectivo que está disponible. Mi recomendación es entonces usarlo para combatir infecciones intrahospitalarias solo en superficies de alto contacto, como pisos, barandas de camas y pasamanos”.
Pero otros materiales podrían competir con el cobre en el futuro.
Larrouy-Maumus investiga en su laboratorio cómo las bacterias interactúan con distintas superficies, y busca diseñar nuevos materiales antimicrobianos con nanotecnología.
El científico también quiere desarrollar superficies que no solo atrapen patógenos, sino que puedan atraerlos como un imán cuando están suspendidos en el aire.
Y otros investigadores en Imperial College buscan obtener materiales más baratos que el cobre, que puedan imitar su acción antimicrobiana.
“Hay además otros productos en la mira que son prometedores, como el óxido de titanio, pero aún está en desarrollo”, afirmó Larrouy-Maumus.
“El primer uso medicinal del cobre de que hay registros está documentado en los llamados Papiros Smith, un antiguo texto médico egipcio escrito entre los años 2600 y 2200 aC”, señaló a BBC Mundo Michael Schmidt, profesor de microbiología e inmunología de la Universidad Médica de Carolina del Sur, en Estados Unidos, quien ha investigado el uso del cobre en ambientes hospitalarios.
“En esos papiros se habla del uso del cobre para desinfectar heridas en el pecho y para hacer que el agua sea potable”.
“El primer uso medicinal del cobre de que hay registros está documentado en los llamados Papiros Smith, un antiguo texto médico egipcio escrito entre los años 2600 y 2200 aC”, señaló a BBC Mundo Michael Schmidt, profesor de microbiología e inmunología de la Universidad Médica de Carolina del Sur, en Estados Unidos, quien ha investigado el uso del cobre en ambientes hospitalarios.
“En esos papiros se habla del uso del cobre para desinfectar heridas en el pecho y para hacer que el agua sea potable”.
El investigador asegura que las mujeres apreciaron muy tempranamente que si almacenaban el agua en vasijas de cobre durante un tiempo “había menos episodios de diarrea en sus familias”.
Schmidt también cita numerosos otros ejemplos de uso del cobre en el pasado con fines curativos.
“Los fenicios ponían limaduras o trocitos de cobre de espadas en las heridas durante los combates”.
“E Hipócrates recomendaba el cobre para tratar las úlceras en las piernas”.
Los antiguos usos medicinales del cobre se basaban en observaciones, pero comprender cómo actúa el metal requirió siglos de avances científicos.
Los metales pesados como el oro y la plata también son antibacterianos, pero la estructura atómica del cobre le da un poder extra.
El cobre tiene en la órbita exterior de sus átomos un electrón libre, que puede reaccionar fácilmente.
Esta peculiaridad no solo explica por qué el cobre es tan buen conductor, sino cómo ataca a los patógenos en varios frentes.
Los iones o partículas con carga eléctrica del metal, generan en primer lugar una especie de “ataque con misiles” contra la membrana exterior de los microbios, causando rupturas en la misma.
Y una vez rota esa membrana, los iones destruyen el material genético en el interior del patógeno, según explicó a BBC Mundo Larrouy-Maumus.
“Básicamente el cobre genera radicales libres que dañan el ADN o el ARN de las bacterias o virus, impidiéndoles replicarse”, dijo.
Ese ataque en varios frentes explica por qué a pesar de que el cobre ha sido usado durante miles de años, los microorganismos no han podido desarrollar estrategias para defenderse, según explicó el profesor Roberto Vidal, director del programa de microbiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
“El cobre daña a las bacterias antes de que puedan generar resistencia y reproducirse pasando esa resistencia a la siguiente generación”, señaló el científico chileno.
“Es muy difícil que se genere resistencia contra un producto que tiene demasiados efectos sobre el organismo, el microorganismo tendría que modificar demasiados sitios susceptibles de ser afectados por la acción del cobre para volverse resistente y eso es muy difícil”.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, la EPA, registró numerosas aleaciones de cobre como antimicrobianas.
En cuanto al uso de cobre en hospitales, uno de los estudios más recientes fue publicado por Michael Schmidt en 2019 y disponible aquí.
Schmidt y sus colegas compararon la presencia de bacterias en dos tipos de camas en unidades de cuidado intensivo en tres hospitales: camas con superficies de plástico y camas con superficies de cobre.
“En promedio, las camas de cobre albergaban un 94% menos de bacterias que las de plástico, y se mantuvieron a ese nivel bajo de riesgo durante toda la estadía de los pacientes en el hospital”, señaló Schmidt a BBC Mundo.
Al igual que Schmidt, el microbiólogo Bill Keevil, de la Universidad de Southampton en Reino Unido, no tiene dudas sobre la eficacia del cobre.
Keevil ha estudiado las propiedades antimicrobianas del metal durante dos décadas, y probado su eficacia con distintos patógenos, no sólo bacterias sino también virus.
El científico británico publicó en 2015 un estudio (disponible aquí) sobre la supervivencia en distintas superficies del coronavirus humano 229E, causante de infecciones respiratorias comunes.
El virus permaneció activo durante varios días en vidrio o acero inoxidable, pero “dejó de ser activo en superficies con cobre en un promedio de entre 5 a 10 minutos”, le explicó Keevil a BBC Mundo.
La ciencia sugiere que las superficies de cobre actúan sobre las bacterias en dos pasos secuenciales: el primer paso es una interacción directa entre la superficie y la membrana externa de la bacteria que causa la rotura de dicha membrana. El segundo actúa sobre los orificios existentes en la membrana externa, a través de los cuales la célula pierde los nutrientes vitales y el agua causando un debilitamiento general en la célula.
¿Cómo puede el cobre traspasar la membrana externa de una bacteria?
Todas las membranas externas de las células, incluyendo aquellas de los organismos unicelulares como una bacteria, se caracterizan por tener una microcorriente eléctrica estable. A esto a menudo se le llama «potencial transmembrana», y es, literalmente, una diferencia de voltaje entre el interior y el exterior de la célula. Se sospecha que cuando una bacteria entra en contacto con una superficie de cobre, ocurre un cortocircuito de la corriente en la membrana. Esto debilita a la membrana y causa la rotura.
Otra manera de perforar una membrana es por oxidación. Esto ocurre cuando una única molécula de cobre, o ión de cobre, se libera de la superficie de cobre y golpea un bloque de construcción de la membrana de la célula (ya sea una proteína o un ácido graso). Si el «golpe» tiene lugar en presencia de oxígeno, nos referimos a «daño oxidativo» o «oxidación». Una analogía es favorecer la herrumbre en una pieza de metal y así poder agujerearla.
Después de traspasar el exterior de la bacteria, ¿cómo pueden los iones de cobre dañar a la célula?
Ahora que la defensa de las células principales (la envoltura exterior) ha sido traspasada, hay una corriente de iones de cobre sin oposición hacia el interior de la célula. Esto pone en peligro a muchos procesos vitales dentro de la célula. El cobre, literalmente, inunda el interior de la célula y obstaculiza el metabolismo celular (es decir, las reacciones bioquímicas necesarias para su supervivencia). Estas reacciones se llevan a cabo y son catalizadas por enzimas. Cuando el exceso de cobre se une a estas enzimas, su actividad se paraliza. Las bacterias ya no pueden respirar, comer o crear energía.
¿Cómo es posible que el cobre actúe tan rápido y sobre una rango tan amplio de microorganismos?
Los expertos explican la rapidez con el que las bacterias perecen en las superficies de cobre por el carácter multi-selectivo de los efectos del cobre. Después de la perforación de la membrana, el cobre puede inhibir cualquier enzima que «se encuentre en su camino», y hacer que la célula pare el transporte o la digestión de nutrientes, la reparación de los daños en la membrana, la respiración o su multiplicación.
]]>